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La presión de los neumáticos de tu coche puede parecer poco relevante en comparación con el resto de tus compromisos profesionales, académicos o personales, pero realmente tiene un impacto significativo en el rendimiento y la seguridad de tu vehículo. Controlar la presión de los neumáticos una vez al mes es una de las maneras más fáciles de mantenerlos en buena forma. Además, podrás ahorrar dinero a largo plazo, habida cuenta de que tus neumáticos se desgastarán de manera uniforme.

¿Por qué es tan importante la presión de los neumáticos?

La presión de aire en un neumático ayuda a distribuir el peso de un vehículo uniformemente a través del dibujo de la banda de rodadura del neumático, por lo que si la presión es adecuada, el neumático (y el vehículo) se encontrará en su punto más estable.

Cuando un neumático está poco o demasiado inflado pierde estabilidad, afectando negativamente al manejo, las curvas y la detención. Eventualmente, el neumático también empezará a desgastarse de forma desigual. Las llantas poco infladas tienden a mostrar desgaste en los bordes externos de la banda de rodadura, mientras que las llantas demasiado infladas muestran el desgaste en el centro de la banda de rodadura.

De cualquier forma, si la presión neumáticos es incorrecta se producirá ese desgaste desigual, que causará que tus llantas se desgasten más rápido, y esto te obligará a gastar más dinero a largo plazo.

Los peligros de una inflación insuficiente o excesiva

Un neumático inflado insuficientemente se «flexionará» más al tomar una curva y detenerse. Los neumáticos poco inflados no responden tan rápido como lo harían si estuvieran inflados correctamente, por lo que poco a poco perderá algunos de los beneficios de rendimiento y seguridad incorporados en el neumático por el fabricante.

Por otro lado, los neumáticos inflados en exceso pueden perder tracción debido a que la forma del neumático en realidad se deforma por la presión excesiva del aire, disminuyendo la huella del neumático en la carretera. Los neumáticos inflados en exceso pueden ser más propensos a dañarse, son más rígidos y pueden no reaccionar como se espera a los peligros comunes de la carretera, como los baches.

Te recomendamos que verifiques la presión de tus neumáticos al menos una vez al mes, y también en cualquier momento en que planees salir a la carretera durante un largo viaje. Comprueba la presión mientras los neumáticos están fríos, por ejemplo, a primera hora de la mañana. El calor generado por la conducción, un aumento en la temperatura del aire a medida que avanza el día e incluso el calor del sol puede aumentar temporalmente la presión de los neumáticos, por lo que obtendrás la lectura más precisa cuando los neumáticos estén fríos.

Por último, es importante destacar que es casi imposible saber si un neumático está poco o muy inflado simplemente mirándolo. Usa un medidor de calidad para neumáticos y, si es necesario, ajusta la presión tal y como lo indica el manual del fabricante o la placa del neumático del vehículo (que generalmente se encuentra en la jamba de la puerta del lado del conductor).