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El diente de león (taraxacum officinale) es seguramente una de las plantas medicinales más conocidas, no sólo por sus propiedades y beneficios, sino por estar presente en multitud de juegos de niños que se sienten a traídos por su peculiar forma y no dudan en soplar sus pelillos al viento.

Más allá de esa simple anécdota, los beneficios de tomar diente de león están ampliamente reconocidos por la comunidad médica, siendo habitual que se recomiende su consumo a personas con trastornos digestivos o renales. Y es que está demostrado que el diente de león ayuda a incrementar la secreción de bilis entre 2 y 4 veces, lo que ayuda a la hora de estimular órganos como el hígado cuando tienen problemas para cumplir con sus funciones.

En cualquier caso, nada de esto es nuevo. El diente de león, ya era conocido muchos siglos atrás, aunque bien es cierto que no es hasta el siglo IX cuando se escribe por primera vez sobre esta planta.

Fueron los médicos árabes los pioneros a la hora de alabar las propiedades que se asociaban al consumo de diente de león, aunque curiosamente, poco después, durante la Edad Media, el diente de león fuese más utilizado para usos culinarios que medicinales, convirtiéndose en un ingrediente habitual de las ensaladas. Además, sus raíces eran (y aún son) un sustituto habitual del café, siendo consumidas en forma de infusión.

En la medicina tradicional, el diente de león ha sido utilizado como un preventivo de enfermedades durante siglos. Su uso como tónico hepático estaba ampliamente extendido; además, también era usado como un depurador diurético; y su savia se aplicaba sobre las verrugas de la piel para hacerlas desaparecer.

Sin embargo, esta visión positiva del diente de león no ha sido nunca compartida por los jardineros, que la consideran una mala hierba capaz de crecer de forma salvaje en cualquier lugar.

Ciertamente, conociendo sus cualidades medicinales, bien haremos en recolectarla en lugar de arrancarla en el caso de que alguna vez aparezca en nuestro jardín.

Estudio botánico

Para no confundir el diente de león con otras especies relacionadas del mismo género como Taraxacum mongolicum, que no son medicinales, es muy importante conocer cómo es la morfología de esta planta y dónde puede encontrarse. Así mismo, para que contenga la proporción adecuada de principios activos, es necesario saber cuándo ha de recolectarse.

Descripción de la planta

Se trata de una planta anual y perenne de la familia de las Compuestas, cuyas raíces y hojas se emplean en terapéutica.

Se fija al suelo gracias a un rizoma y a una vigorosa raíz pivotante, que exuda un líquido lechoso y puede llegar medir 30 cm de largo y 5-20 mm de diámetro. La superficie exterior es gris oscura, y el interior es blanquecino.

Sus hojas, dispuestas en una roseta basal, son de color verde oscuro, sin pelos, lanceoladas, lobuladas profundamente y más o menos dentadas, de ahí el nombre común de ‘diente de león’ con el que se conoce a esta planta.

Las flores, de color amarillo intenso, se disponen en el extremo de un tallo hueco, que puede llegar a medir 10 cm y que también exuda dicho líquido lechoso. Al tratarse de una planta de la familia de las compuestas, los pétalos que parece que tienen las flores, son en realidad cada una de las propias flores; esta disposición recibe el nombre de ‘capítulo floral’ y es característico de toda esta familia.

La floración tiene lugar de abril a noviembre, y después de marchitarse, se forma un vilano esférico, plateado, parecido a un paracaídas, portador de las semillas, que utiliza el viento para dispersarse y que tanto gusta soplar a los niños.

Origen geográfico

Esta planta es natural de Grecia, aunque también puede encontrarse de manera espontánea en Europa y Asia. Sin embargo, en la actualidad se distribuye por todo el mundo, a excepción del hemisferio sur.

Suele crecer en terrenos húmedos y es fácil encontrarla en los jardines de las ciudades, terrenos no cultivados, entre las piedras de los muros y a lo largo de los bordes de los caminos y carreteras.

Condiciones de cultivo y recolección

El diente de león es una planta con una extraordinaria capacidad de adaptación a cualquier tipo de suelo y no necesita unas condiciones especiales para su cultivo, por ello puede encontrarse en casi todas partes del planeta.

La recolección debe hacerse mientras que la planta está en flor, entre mayo y junio, periodo en que es más rica en látex, o en otoño, que es cuando tiene mayor cantidad de principios activos (la raíz cosechada en otoño contiene un 40% de inulina, pero si se recolecta en primavera, sólo contiene un 2%).

Estudio químico

Los órganos subterráneos contienen gran cantidad de polisacáridos, incluidos glucanos, mananos y especialmente, inulina (25%), derivados triterpénicos pentacíclicos procedentes del látex, entre ellos destaca la presencia del taraxasterol, taraxerol, taraxol y beta-amirina, esteroles como estigmasterol y beta-sitosterol.

Otros compuestos minoritarios que se han hallado en la raíz de diente de león son ácidos fenólicos, como el ácido caféico o elácido cichórico, resina, pectina y mucílagos.

Por su parte, las hojas son ricas en flavonoides (luteolina-7-glucósido y apigenina-7-glucósico), cumarinas (lactonas derivadas del ácido para-hidroxicinámico, entre las que se encuentran la cichorina y la aesculina), carotenoides, tan abundantes como en las zanahorias (aproximadamente 14.000 UI por 100 g), vitaminas B, C, D, tiamina y ácido nicotínico, y por último, sales minerales, principalmente potasio (5%), pero también hierro, magnesio, fósforo y silicio.

Tanto las raíces como las hojas contienen una serie de compuestos amargos que se denominan taraxicina y taraxacerina, que parecen ser los responsables de la capacidad que tiene esta planta para estimular el apetito, y que al ser rica en vitaminas y minerales, hace que sea empleada como suplementos nutricional.

Aplicaciones terapéuticas

El diente de león es un buen estimulante de las funciones hepáticas y digestivas. La ESCOP (European Scientific Cooperative on Phytotherapy) recomienda la raíz de diente de león para ‘restaurar la función hepática y biliar, dispepsia y pérdida de apetito’, similarmente la Comisión E de Alemania autoriza el uso de productos que contengan combinaciones de la raíz y hojas de diente de león para las ‘alteraciones en el flujo de bilis, estimulación de la diuresis, pérdida de apetito y dispepsia’.

Según lo comentado anteriormente, el diente de león está indicado para el tratamiento de las enfermedades del hígado y de la vesícula biliar, tales como, insuficiencia y congestión hepática, disquinesia hepatobiliar, prevención de los cálculos biliares.

Además es un tónico digestivo que mejora el apetito y puede ser muy útil en caso de inapetencia, digestiones lentas, así como de estreñimiento.

Por la capacidad para activar la función renal y mejorar la diuresis, se emplea para tratar los problemas de edemas, retención de líquidos y obesidad, oliguria, cálculos renales, gota y diferentes formas de artritis (osteoartritis y artritis reumatoide).

Por último no queremos olvidar mencionar su excelente capacidad depurativa, que hace del diente de león una planta muy usada en las curas depurativas y adecuada para el tratamiento de los problemas de la piel, tales como acné, eczemas, forúnculos o herpes.

Precauciones

Para evitar un mal uso de las plantas medicinales, siempre es bueno conocer si pueden producir algún efecto secundario o si su uso está contraindicado en alguna situación concreta.

Efectos secundarios

Raramente se ha señalado a la raíz de diente de león como causante de algún efecto secundario, con excepción de trastornos digestivos de poca importancia y de reacciones alérgicas (dermatitis de contacto) poco frecuentes.

Contraindicaciones

De acuerdo con la actividad colerética de esta planta, la Comisión E de Alemania recomienda no emplear la raíz de diente de león en personas que tengan obstrucción de los conductos biliares, y se aconseja supervisión médica, en caso de cálculos biliares.

Como también posee actividad laxante, no se recomienda en caso de diarrea o inflamación aguda del tracto gastrointestinal.

Las personas con alergias conocidas a plantas relacionadas con el diente de león, como manzanilla y milenrama (plantas de la misma familia), deben emplearla con precaución; las personas con alergias conocidas a esta planta deben evitarla completamente.

Preparaciones de interés

El diente de león puede encontrarse en el mercado en diferentes preparados tanto para uso externo como para uso interno. Tradicionalmente se toma como decocción (raíces y hojas), pero la industria farmacéutica también nos ofrece la posibilidad de tomar esta planta en forma de extracto seco, extracto fluido y jugo fresco de la raíz.

A continuación te proponemos unas sencillas recetas que pueden prepararse fácilmente en casa.

Tisana para el acné

Para tratar el acné y los furúnculos se puede preparar una decocción con 5 g de raíz de bardana y 10 g de raíz de diente de león en 750 ml de agua. Para que los principios activos contenidos en la planta pasen al agua de la infusión es necesario dejar hervir durante 5-8 minutos y reposar durante 10 minutos. El líquido así preparado se toma en tres veces.

Infusión para cirrosis

En caso de cirrosis, podemos ayudar a nuestro hígado preparando una mezcla de 20 g de diente de león, 30 g de pasiflora y 50 g de cardo mariano. Se coge una cucharadita de la mezcla de plantas medicinales, se pone en una taza de agua hirviendo, se deja reposar (tapando la taza) y se toman 3-5 tazas al día.

Ensalada de diente de león

Para preparar una rica ensalada que ayuda a tonificar el hígado y que aporta gran cantidad de vitaminas y minerales, se pueden emplear las siguientes hojas frescas: lechuga, brotes de alfalfa, albahaca, diente de león y perejil. Para el aliño, lo mejor es emplear aceite de oliva virgen extra y limón.

Sustituto del café

Si no puede tomar café, pero le agrada su sabor puede preparar un sencillo sustituto tostando las raíces de diente de león en el horno, y cuando adquieran un ligero color marrón, ya están listas para utilizar. Con ellas se prepara una infusión en la forma habitual que puede ser utilizada como sustituto del café tradicional.